¿Cómo nos arrepentimos?
Ninguna descripción resume la noción de arrepentimiento de manera más simple y adecuada que “venir a Cristo”, que es sinónimo de ofrecer el corazón quebrantado y el espíritu contrito. Arrepentirse es volverse de sus propios caminos y caminar en los caminos de Cristo. Esto no solo incluye vivir mejor sus mandamientos a medida que progresamos (los mandamientos que recibimos por revelación), sino volvernos a sus propias palabras y seguirlas más diligentemente con el tiempo.
La forma más sencilla de hacer esto es seguir un orden natural de las cosas:
- Estar dispuesto a admitir que necesitas a Jesucristo y estar dispuesto a buscarlo y ofrecerte a él, para hacer su voluntad.
- Poner su casa en orden limpiando los líos de su pasado. Este proceso incluye la confesión a aquellos a quienes has dañado y el abandono de sus caminos al cambiar su forma de actuar. Solo la gracia de Dios puede ayudarnos a lograr esto.
- Pedir el perdón de Dios y el perdón de aquellos a quienes has dañado.
- Enmendar para corregir sus agravios. Involucra a Dios en este proceso para que el Espíritu pueda dirigirte en lo que se necesita hacer.
- Continuar admitiendo rápidamente cuando está equivocado y manténgase en humildad.
- Buscar los caminos de Cristo, pidiéndole a Dios su dirección en su vida todos los días.
- Seguir la doctrina de Cristo al ser bautizado por agua, fuego y el Espíritu Santo.
Pasar tiempo clamando vocalmente a Dios y suplicando su perdón, gracia y dirección es la parte más importante de volver su vida hacia Jesucristo. La oración sincera debe ser una parte activa y continua de este proceso, y continuará en cada paso del camino que conduce a la vida eterna. No podemos progresar hacia Jesús sin su gracia, perdón, ayuda y dirección.